Cuando me ponen un pintxo "enano", me cabreo. Sí, me da mucha rabia pedir un pintxo, y encontrarme que el tamaño del mismo apenas da para un par de bocados (y eso, a veces...).
En primer lugar, porque normalmente, cuando uno aguarda que le sirvan el pintxo, lo espera de unas dimensiones razonables. Uno se hace la imagen mental del pintxo, y cuando llega el susodicho...y este se trata un pintxo "enano", llega la decepción.
Evidentemente, uno se hace la imagen mental de un pintxo, cuando en su memoria o en su imaginario, compara el pintxo que ha solicitado, con otro similar solicitado antes en ese bar o bien en otro. O también, porque a partir de la descripción del pincho en el menú, es razonable pensar que aquél tendrá un tamaño mínimo. Cuando pide el pintxo, lo que espera es que sea de tamaño razonable, y acorde con su precio.
Un claro ejemplo de un pintxo raquítico fue el txipirón relleno del bar Atotxa, con su cebollita confitada y tinta de calamar. Pues bien, el ejemplar que presentamos a continuación, costó 2,25€, y apenas superaba en longitud a la de poner 2 monedas de euro en línea. Mirad, mirad...
Poco "txipi", con lo que el resultado fue el de un pintxo decepcionante. Y lo peor de todo fue que cuando lo recomendamos en Todopintxos.com como pintxo recomendado del Atotxa, hablábamos textualmente de "generosa presentación". Nuestro gozo en un pozo.
